Diversificación productiva en tiempos de coronavirus
Reactivación de la economía de traspatio en el Poblado 11, Helio García Alfaro, Uxpanapa, Ver.
Nisao Ogata
Centro de Investigaciones Tropicales
Universidad Veracruzana
nogata@uv.mx
Clemente Lemus Flores
Unidad académica de Medicina Veterinaria y Zootécnia
Universidad Autónoma de Nayarit
clemus23@gmail.com
Fecha de publicación: 2021
Introducción
La denominada pandemia del Coronavirus ha mostrado que la fragilidad de las economías del planeta está directamente relacionada a las políticas neoliberales de producción y explotación de la Naturaleza, sobre todo en zonas de alta diversidad biocultural como en el sureste de México.
Nuestro país enfrenta una situación muy difícil, de acuerdo con Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “La pandemia hizo muy visibles los problemas estructurales del modelo de desarrollo, las carencias del sistema de protección social y de regímenes de bienestar muy incompletos, muy frágiles, muy vulnerables”. Este organismo, estima que México será este año el país con mayor incremento de pobreza extrema (personas que no alcanzan a cubrir al menos la mitad de sus necesidades básicas) y el segundo de mayor pobreza solo después de Argentina. En otras palabras, para finales de 2020, 47.8 de cada 100 mexicanos serán pobres y 15.9 de cada 100 estarán en pobreza extrema (La Jornada, mayo 13, 2020).
En estas circunstancias, el reto principal que debemos afrontar radica no precisamente en cómo arreglar esta situación, sino en generar una reflexión profunda y reconsiderar cómo se han venido haciendo las cosas desde por lo menos los últimos 30 años, en especial en los programas de desarrollo impuestos en el sureste de México.
Esta situación de emergencia nos exige formularnos nuevas preguntas y dejar a un lado los principios a los cuales estábamos acostumbrados. Tenemos que pensar diferente, inventar, improvisar, y sobre todo, recuperar el conocimiento tradicional prehispánico y aproximaciones etnobotánicas, agroecológicas, etnoecológicas, sobre formas de producción, manejo y uso racional de los recursos naturales. A la luz de los hechos, resultaría un suicidio social, económico y ecológico querer restablecer los sistemas de producción bajo las mismas fórmulas neoliberales, como ha venido ocurriendo a la fecha.
El Crecimiento Económico
Entre los temas que mueven a la reflexión, vale la pena detenerse en el énfasis, promoción y defensa del Crecimiento Económico como el indicador más importante para medir el bienestar de las personas y la conservación de la diversidad biológica, como vienen publicando las agencias de mayor influencia sobre políticas internacionales de desarrollo.
Así, por lo menos desde 1992, la Declaración de Río de Janeiro de Naciones Unidas, en su principio 12 establece: “Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y abierto que llevará al crecimiento económico y el desarrollo sostenible de todos los países, a fin de abordar en mejor forma los problemas de la degradación ambiental…”
El Programa Ambiental de Naciones Unidas de 2011 (UNEP) sobre economía verde, menciona: “La clave para una transición hacia una economía verde consiste en hacer posible el crecimiento económico y la inversión mientras se incrementa la calidad ambiental”.
La declaración de Rio 2012 reafirma: “La necesidad de alcanzar un desarrollo sostenible mediante la promoción sostenida, inclusiva y equitativa del crecimiento económico”. Recientemente, los objetivos sobre desarrollo sostenido de Naciones Unidas hacen un llamado hacia un “crecimiento económico sustentable”. En la misma linea, la declaración de la Conferencia de la Partes de la Convención sobre diversidad biológica celebrada en Cancún en 2016, compromete a sus miembros a “Promover un crecimiento económico sostenible”.
En resumen, el Crecimiento Económico representa el sine qua non para el bienestar y la conservación de la diversidad biocultural del planeta.»
De acuerdo con Wikipedia (2020), el Crecimiento Económico (CE) se refiere al aumento de la cantidad de trabajos que hay por metro cuadrado, la renta o el valor de bienes y servicios producidos por una economía. Habitualmente se mide en porcentajes de aumento del Producto Interno Bruto (PIB). El PIB se refiere al valor monetario de los bienes y servicios finales, comprados por el usuario final, producidos en un país en un periodo de tiempo determinado (trimestre o un año). Una tasa de crecimiento del 2.5% anual conduciría al PIB a duplicarse en un plazo de 30 años. Una tasa de crecimiento del 8% anual, llevaría al PIB a duplicarse en un plazo de sólo 10 años. Se dice que cuando una población aumenta para ver mejoras en el nivel de vida, el PIB tiene que crecer más rápido que esa población (Wikipedia, 2020). Con estas estimaciones, ¿Cómo será la situación económica del país para este 2020 cuando la Cepal ha pronosticado una contracción de 6.5% del PIB? (La Jornada, mayo 13, 2020).
La teoría económica establece que el incremento en la eficiencia del uso de los recursos permite el Crecimiento Económico al tiempo que reduce el impacto ambiental y el deterioro de la biodiversidad. A este proceso se le conoce como “Desacoplamiento” (Decoupling). En este sentido, un “Desacoplamiento relativo” significa que el PIB crece más rápido que el uso de los recursos y un “Desacoplamiento absoluto”, que el uso de los recursos declina en términos absolutos mientras el PIB crece”. Sin embargo, para que esto se cumpla, se requiere que la eficiencia de los recursos crezca más rápido que el PIB. En los hechos, de acuerdo con Otero et al. (2020), por ejemplo, el desacoplamiento absoluto no es posible que ocurra en condiciones socioecológicas como las actuales, debido a que las economías con un PIB alto tienden a consumir mayor cantidad de materias primas, energía y ocupan más tierras productivas y en forma más intensiva. En un análisis realizado en 39 países (entre 1970-2005), encontraron que el incremento de un 1% del producto interno bruto per capita requiere un incremento de .8% en el uso de materias primas. En los casos en que ocurre un “desacoplamiento absoluto”, se debe a la baja en el PIB y el incremento en la importación de materias primas (Otero et al., 2020).
De acuerdo con la misma fuente, el Crecimiento Económico promueve el uso de grandes cantidades de recursos, lo cual redunda en: cambio climático, cambio de uso del suelo, proliferación de especies invasoras y pérdida de diversidad biológica. Se ha demostrado además, que existe una correlación entre el PIB y el aumento en la aplicación de fertilizantes desde 1960 a la fecha. El incremento en el PIB está también correlacionado con una mayor demanda de proteína animal que a su vez promueve mayor cantidad de terrenos, mayor expansión de áreas urbanas, infraestructura y así. Esta dinámica conduce finalmente hacia la acumulación de bienes, desarticulación del tejido social de las comunidades locales, abandono de formas tradicionales de producción y la adopción de prácticas agrícolas mecanizadas que requieren grandes cantidades de energía, fertilizantes y pesticidas que conducen a una espiral de detrimento en todos los sentidos, como el que ocurre actualmente.
En estas circunstancias, si el Crecimiento Económico no produce bienestar social y deteriora la diversidad biológica y cultural ¿Por qué se sigue promoviendo? ¿Por qué lo seguimos utilizando? ¿Por qué se sigue permitiendo?
Pensar diferente
Como se mencionaba previamente, enfrentar la situación actual de emergencia requiere pensar diferente, inventar e improvisar distintas aproximaciones que ayuden a la solución de los problemas locales de las comunidades más desprotegidas y que se verán más afectadas.
Para conseguirlo, es necesario retomar las fortalezas de una nación multicultural como México, donde en cada región habitada por los distintos grupos originarios se genera lo que conocemos como Conocimiento Tradicional, el cual se refiere al conocimiento legítimo adquirido a lo largo de cientos de generaciones a través de la observación, experimentación, interpretación y análisis del entorno, que ha resultado en un manejo racional de los recursos naturales. El Conocimiento Tradicional es la prueba irrefutable de que existen diferentes formas de percibir el mundo y de resolver nuestros problemas como especie biológica.
No es casualidad que en México se localice uno de los nueve centros en el planeta en donde se originó la agricultura, que existan por lo menos un centenar de especies de plantas domesticadas y se conozcan unas cinco mil especies vegetales con propiedades medicinales (Toledo & Barrera, 2008). Tampoco es producto del azar que en las comunidades donde habita la mayor parte de los pueblos originarios sea precisamente donde se encuentran los ecosistemas mejor conservados del país (Boege, 2008). Es esta memoria colectiva la que ha permitido a los pueblos originarios sobrevivir hasta nuestros días, y que a pesar de la corrupción, injusticias, arbitrariedades y abusos de gobiernos locales, nacionales e internacionales, sigan presentes y formen parte importante de las casi 570 millones de familias de pequeños productores campesinos que producen entre el 70%-80% de los alimentos que se consumen en el mundo (FAO, 2014; Wise, 2019).
México es el segundo país de mayor diversidad biocultural en el planeta. Esta cualidad, nos ofrece oportunidades excepcionales para, desde las aproximaciones multiculturales de los pueblos indígenas y el sincretismo con disciplinas como la etnobotánica, la etnoecología o la agroecología, resolver los problemas locales de las comunidades (Altieri, 2004). No para insertarse en la economía mundial, no para resolver los problemas del Fondo Monetario Internacional ni el suministro de las cadenas de mercado. Nuestra propuesta consiste simplemente en reincorporar e impulsar las formas de producción de los sistemas tradicionales de diversificación productiva que los campesinos ya conocen, que vienen desarrollando o que han sido abandonadas y remplazadas por formas de producción impuestas por políticas neoliberales. A través del Conocimiento Tradicional y el complemento con disciplinas como la etnobotánica, la agroecología o la etnoecología, es posible generar alternativas innovadoras y resolver los problemas de las comunidades locales.
Tenemos la oportunidad de reconstruir una nación social y económicamente fracturada, que se distinga por la búsqueda de autosuficiencia alimentaria, solidaridad y manejo sustentable de los recursos naturales, a través de propuestas de diversificación productiva, donde los beneficios incidan principalmente en las mayorías, por encima de los intereses individuales.
Poblado 11-Helio García Alfaro: Un estudio de caso
En trabajos recientes hemos documentado la aplicación de conceptos de diversificación productiva y sus resultados, trabajando con integrantes del pueblo Mazateco en el municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, en el Estado de Oaxaca (Ogata, 2018; Ogata, 2019; Ogata, en prensa).
A través de esta experiencia, tuvimos la oportunidad de conocer de cerca, parte de las consecuencias del despojo de alrededor de 500 km2 de territorio mazateco que en la década de los 50´s expulsó a más de 20 mil personas para la construcción de la presa Miguel Alemán y que dos décadas más tarde se repitió con el pueblo Chinanteco por la construcción de la presa Miguel de la Madrid, también conocida como Cerro de Oro (Eckard, 1988, Velasco Toro, 1991). Los principales beneficiarios de estas obras fueron: la burguesía agraria, productores cañeros, hacendados ganaderos de la baja cuenca y compañías madereras, entre otros (Guillaumin 1985). De esta manera fue que nos interesamos en el destino de los indígenas chinantecos desplazados, los cuales fueron genéricamente “reubicados en el Valle de Uxpanapa”, en el Estado de Veracruz.
El “reacomodo”
La diáspora chinanteca tiene como punto de partida el 5 de junio de 1973, fecha en que se publicó un decreto federal que autorizaba expropiar las tierras de 43 ejidos del pueblo chinanteco. Treinta y siete pertenecían al municipio de San Lucas Ojitlán y siete al municipio de San Felipe Usila, en el Estado de Oaxaca (Velasco Toro, 1991). Como resultado, alrededor de 26,000 hombres, mujeres y niños del pueblo chinanteco fueron expulsados de sus tierras, destruyendo con ello, territorio, formas de vida, lazos familiares, sociales y formas de organización de su pueblo. Organismos externos al pueblo chinanteco ofrecieron opciones hacia dónde reubicarlos: 1) áreas aledañas a la cortina de la presa, 2) los Chimalapas en el Estado de Oaxaca, 3) la región de Los Naranjos (entre Tres Valles y Tierra Blanca) y 4) la Cuenca del río Uxpanapa en Veracruz (Velasco Toro, 1991).
Ante el caos y la confusión, 28 ejidos aceptaron moverse hacia el valle de Uxpanapa, 9 eligieron Los Naranjos, Ver., otros, fueron simplemente expulsados hacia cualquier lado, por ejemplo, a los municipios de Cosamaloapan, Ver., San Juan Evangelista, Villa Isla o Juan Rodríguez Clara, Ver., por mencionar algunos.
En el caso de la región de Uxpanapa, con la excusa de reubicar a la mayoría de los chinantecos desplazados, el gobierno federal decidió ejecutar el ecocidio de una de las regiones de selvas lluviosas mejor conservadas que había en el país. Se talaron decenas de miles de hectáreas de donde desapareció todo tipo de diversidad biológica, incluyendo formaciones de vegetación tan notables y poco conocidas como el “jimbal”, conocido también como “el habitat del tapir”. Este tipo de vegetación consistía de grandes extensiones cubiertas principalmente por especies de bambú, de donde se reportó por primera vez para la ciencia que el bambú florecía. Debido a este descubrimiento se supo más tarde que el bambú tarda unos diez años en florecer. Esto y más, desapareció de la región de Uxpanapa.
Al saqueo de maderas y otros recursos negociables de la selva, le siguió la construcción de asentamientos para los nuevos pobladores, edificados con diseños arquitectónicos ajenos a las condiciones ambientales de la zona y a las necesidades y costumbres de quienes los habitarían. De esta manera, se establecieron originalmente en el valle de Uxpanapa una serie de 15 asentamientos, con tal rudeza, desprecio y descuido por la gente, que autoridades, arquitectos, contratistas, etc., ni siquiera alcanzaron a nombrarlos con algún motivo que al menos recordara el origen de los desplazados. Los nuevos pueblos se llamaron simplemente: Poblado 1, Poblado 2, 3,… Poblado 15. Lo más desastroso fue hallado por los nuevos pobladores, que tan pronto se establecieron en sus nuevos asentamientos, se dieron cuenta que la mayor parte de los terrenos que recibieron eran inservibles para la agricultura.
Como resultado del brutal despojo y “reacomodo”, entre la desorientación y desesperación de la gente, algunos grupos de desplazados atinaron a buscar a parientes y conocidos para fundar juntos los nuevos asentamientos, otros vendieron los terrenos que acababan de recibir y trataron de regresar a sus lugares de origen; los menos afortunados quedaron a la deriva, algunos se fundieron en los cordones de miseria de ciudades como Tuxtepec, Oax., Tres Valles, Ver., Tierra Blanca, Ver., Cosamaloapan, Ver., de otros, no se supo nunca más de ellos.
A este valle de ecocidio de Uxpanapa llegaron, además, indígenas desplazados de otros proyectos de despojo como la presa de Mal Paso en Chiapas y otros que han sufrido similares actos de violencia en el Estado. De igual manera, llegaron indígenas de los Estados de Oaxaca, diversos lugares de Veracruz, Tabasco, y de entidades tan distantes como Michoacán. Actualmente conviven una mayoría de pobladores chinantecos con hablantes popolucas, mixe-popolucas, zoques, mixe-zoques, mixes, tzeltales, nahuatl, mixtecos, zapotecos, totonacos, mazatecos y mestizos provenientes de diferentes Estados del país.
Nuestro trabajo
Desde mediados de 2019 iniciamos la colaboración con el Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas, de la oficina del Gobernador del Estado de Veracruz (IVAIS), por invitación de su directora, la Maestra Xóchitl Molina González, para participar en el desarrollo de propuestas relacionadas con autosuficiencia alimentaria y sustentabilidad regional, utilizando conceptos de solidaridad y uso racional de la biodiversidad a través de proyectos de diversificación productiva. Nuestro trabajo inició en municipios clasificados por el gobierno federal como de alta marginación, en especial aquellos relacionados con la iniciativa del corredor interoceánico del gobierno federal. En nuestros recorridos hemos realizado reuniones de trabajo y visitas de campo con diversos grupos campesinos en más de una decena de municipios del sur de Veracruz y Oaxaca, con la intención de hallar interesados en aplicar nuestras propuestas.
Entre las reuniones sostenidas en varias comunidades del municipio de Uxpanapa, Ver., fuimos recibidos por un grupo de hombres y mujeres en el poblado 11, ahora nombrado “Helio García Alfaro”.
La comunidad Helio García Alfaro
La comunidad cuenta con 1,606 habitantes de mayoría chinanteca. De acuerdo con las entrevistas realizadas y la variante lingüística chinanteca que comparten, la mayoría de los chinantecos pertenece al grupo de desplazados del municipio de San Lucas Ojitlán, Oax. En las entrevistas pudimos comprobar que en la comunidad también hay familias hablantes de popoluca, náhuatl, tzeltal, mixteco y mestizos hablantes de español. Las actividades más importantes de los residentes son; la siembra de hule (Hevea brasiliensis Müll. Arg.), la ganadería y la siembra de milpa. De acuerdo con las entrevistas y el tipo de construcciones para residencia más comunes en la zona, las remesas de trabajadores migrantes residentes en los Estados Unidos representan una fuente importante de ingresos en la comunidad.
En la reunión general realizada en el salón de usos múltiples de la comunidad, expusimos los generales de nuestro trabajo sobre diversificación productiva, en donde describimos en especial, la importancia de reactivar la economía de traspatio mediante la incorporación de la cría del Cerdo Pelón Mexicano en condiciones de baja densidad.
Objetivo
El objetivo de este trabajo consistió en proponer un estudio de caso para restablecer un sistema de economía de traspatio mediante la introducción de Cerdo Pelón Mexicano en condiciones de baja densidad con mínimo impacto al ambiente y proponer un sistema de aparcería para compartir los beneficios entre los miembros de la comunidad.
Métodos
La economía de traspatio es una actividad que en muchas comunidades indígenas campesinas casi ha desaparecido, pero que históricamente ha sido muy importante como fuente de alimentos de calidad para el auto-consumo e ingresos económicos en forma de ahorro para financiar gastos mayores o imprevistos.
El Cerdo Pelón Mexicano forma parte de los sistemas de diversificación productiva indígena desde la primera mitad del siglo XVI en que los españoles lo introdujeron a México. Lo utilizaron como estrategia de guerra pues era muy importante para alimentar a los mercenarios españoles en sus avanzadas sobre los territorios indígenas. Desde esas fechas, el Cerdo se incorporó a la dieta y a la diversificación productiva indígena en un proceso de domesticación que ya lleva 500 años (Ogata, 2019).
La primer reunión con los miembros de la comunidad se realizó mediante una presentación multimedia utilizando tecnologías digitales de información para exponer las particularidades del proyecto. En la presentación, se intentó reactivar la memoria colectiva de los asistentes a través de la exposición de las características físicas, ecología, hábitos alimenticios, de comportamiento y la importancia del Cerdo Pelón Mexicano como componente principal del sistema económico de traspatio.
La reacción de los asistentes fue notable, debido a que la mayoría identificó de inmediato la raza, y en ese mismo momento, todos los que tomaron la palabra durante la reunión hallaron algún recuerdo asociado a estos animales, trajeron a su memoria cómo en sus lugares de origen, en algún momento de sus vidas, de sus padres o de sus abuelos, ese tipo de animales formaba parte del entorno ecológico en que crecieron. Algunos de los asistentes reflexionaron en voz alta; ¿Qué había pasado con esos animales? ¿Por qué no los trajeron con ellos cuando los reubicaron? En estas circunstancias, fue muy sencillo que los asistentes se convencieran de la pertinencia de adoptar el proyecto, el cual fue financiado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL) y el Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas de la oficina del gobernador del Estado de Veracruz (IVAIS).
Desde el inicio, se hizo explícito que la intención del proyecto consistía en promover estrategias para impulsar la cohesión entre los miembros de la comunidad y a través de acciones de solidaridad, buscar alternativas para hallar autosuficiencia en la producción de alimentos, beneficios para la comunidad por encima de los intereses individuales y que las actividades de producción tiendan a convertirse en un manejo racional de los recursos naturales de la zona.
En una reunión posterior se explicaron los detalles sobre el manejo de los animales, enfatizando la importancia de la cría a baja densidad en la comunidad, la higiene de los cobertizos, dietas, tiempos de alimentación de los animales y la distribución de beneficios del trabajo en equipo de los participantes. La organización de la operación estuvo a cargo de un comité compuesto por tres personas (una presidenta, un vocal y una tesorera) para recibir y administrar los recursos.
El plan de distribución de los animales fue el siguiente:
- Un animal por familia participante para alojarlo en un cobertizo techado de 2m x 2m, construido especialmente para el proyecto, en un área alejada de la casa-habitación.
- Conformación de cuatro grupos de trabajo para la distribución de 73 animales (69 hembras y 4 sementales); Tres grupos de 17 familias y un grupo de 18, con la intención de que cada semental se aparee con las hembras de un sólo grupo para tratar de evitar la endogamia.
Con el propósito de dar seguimiento e inspección para que los animales se desarrollen saludables, bien alimentados y con mínimo impacto en el ambiente, se formó una comisión integrada por un grupo de beneficiarios del programa “Jóvenes construyendo futuro”, del gobierno federal. Adicionalmente, se contrató un médico veterinario especialista para la capacitación in situ y el entrenamiento en la preparación de formas culinarias novedosas en la comunidad con la intención de promover el autoconsumo.
Manejo de los beneficios
Con la intención de generar la cohesión en la comunidad, se propusieron algunas alternativas para el manejo de los beneficios del proyecto:
- Que la familia responsable de cada semental se haga cargo de los procedimientos que se requieran para el transporte y monta de las cerdas de su grupo.
- En retribución, la familia poseedora del semental recibirá un cerdo de cada una de las cerdas que resulten embarazadas.
- Que después del parto, la familia poseedora de una hembra (o semental), se quede con sólo un individuo, el cual será utilizado para engorda.
- De esta manera se propone que cada cobertizo sea ocupado solo por dos animales; la hembra reproductora (o semental) y el animal de engorda.
- El resto de los cerdos recién paridos será dado a familias que no fueron beneficiadas con el proyecto original para así iniciar su sistema de economía de traspatio.
- Cada nueva familia que haya recibido el animal para iniciar su sistema de economía de traspatio se compromete a regresar un individuo a la familia que les hizo la donación, tan pronto su animal haya parido.
- Se organizarán grupos de familias para que, cuando los animales destinados a engorda estén listos para su consumo, se establezca un sistema de rotación en donde cada familia sacrificará su animal para consumirlo entre las familias participantes.
- Con la intención de mostrar diferentes alternativas para el autoconsumo, se contrató a un especialista de la Península de Yucatán para enseñar en la comunidad distintas formas culinarias de procesar la carne y derivados.
- Este sistema busca lograr un abastecimiento de carne para el autoconsumo entre los miembros de la comunidad donde cada ciclo del proceso podrá ser repetido.
- Con el excedente de animales que se espera, se pretende organizar un centro de acopio para su comercialización al exterior ya sea en pie o procesado de alguna manera.
Resultados
Con el financiamiento, se adquirieron 73 animales: 69 hembras y 4 sementales de Cerdo Pelón Mexicano traídos de la Península de Yucatán. Se hizo la compra de alimento y medicinas para mantener a los animales por un año y la compra de materiales para la construcción de un cobertizo de cemento techado con láminas de cartón. Los postes, cercas de los cobertizos y la mano de obra, corrieron a cargo de los participantes del proyecto. La dieta básica fue la siguiente: 1 kg de maíz, más los sobrantes de alimentos que se acumulen en la cocina. A los animales recién nacidos se les aplicaron 2 ml de hierro Destran intramuscular.
Se realizaron recorridos para evaluar los cobertizos construidos y se inició con el entrenamiento de los jóvenes del programa “Jóvenes construyendo futuro” para dar seguimiento al desarrollo del proyecto.
Debido a que algunas de las hembras adquiridas llegaron embarazadas, el periodo reproductivo se adelantó. De esta manera, del 28 de enero al 12 de mayo, 2020, se registraron 29 partos con un total de 191 animales nacidos, 102 machos y 89 hembras. De estos, 128 crías ya han sido destetadas (69 machos y 59 hembras). Estadísticamente, hasta el 12 de mayo la tasa de lechones nacidos vivos es de 6.59 por cerda parida. La tasa de lechones destetados es de 6.1 por cerda destetada. La eficiencia en lactancia alcanzó el 87.33%. Hasta la misma fecha, 38 cerdas han recibido monta con una posible gestación del 97%.
Explorando nuevas formas culinarias
Con la asistencia del especialista Luis Novelo, se inició la capacitación a nivel familiar para introducir nuevas formas culinarias de elaboración de la carne de cerdo en la comunidad. Mediante la utilización de recetas e ingredientes que no son populares en la comunidad, se pretende exponerlos a nuevos colores, olores, sabores y formas de degustación para promover el autoconsumo.
Discusión
El impulso de estrategias de economía de traspatio en los sistemas de diversificación campesina como el que hemos tratado de establecer en la comunidad Helio García Alfaro, representa la oportunidad para el reencuentro de sus habitantes con formas de producción y el conocimiento tradicional que aprendieron en sus comunidades de origen que en muchos aspectos ha permanecido olvidado. Restablecer la economía de traspatio mediante la introducción del cerdo pelón mexicano significa no solo recuperar esta actividad, sino además poner a prueba valores como la solidaridad, el manejo racional de sus recursos y formas de autosuficiencia alimentaria.
Los resultados de este trabajo, permiten hacer algunas proyecciones de acuerdo con el esfuerzo realizado a la fecha y la posibilidad de hacer uso de los recursos naturales de la zona. Con el nacimiento de 191 animales hasta el 12 de mayo, más la presencia de 73 animales con que inició el proyecto se tienen alrededor de 264 cerdos, a los cuales se les administrará por lo menos 1 kg diario de maíz. Esta información simplemente invita a que los productores de maíz de la comunidad se organicen para que sean ellos mismos los encargados de producir un cuarto de tonelada diaria solamente para la alimentación de los cerdos ¡que ya están presentes en la comunidad!
Como resultado de la capacitación y la experiencia ganada en el manejo y supervisión del desarrollo del proyecto, el grupo de «jovenes contruyendo futuro» participantes, son quienes naturalmente se pueden convertir en los técnicos para dar continuidad y extender el sistema de economía de traspatio con cerdo pelón mexicano a otras comunidades. De ellos dependerá el apropiado cuidado de los animales, que la raza se mantenga sin cruzarse con razas de cerdos blancos, que el impacto ambiental sea mínimo y se promuevan nuevas formas de preparación de alimentos para el autoconsumo.
Adicionalmente, con el entrenamiento de nuevas formas de preparación de la carne, es posible dar valores agregados a la elaboración mediante distintos tipos de productos utilizando recursos naturales locales. Por ejemplo, en la preparación de la popular «carne enchileanchada» o «carne de chinameca», se utiliza el achiote (Bixa orellana L.), que puede ser también cultivado localmente para ser incorporado en la cadena de producción y hasta generar ingresos económicos adicionales a la comunidad. De esta manera, la preparación de carne con valores agregados, por un lado puede conducir a la generación de excedentes económicos y, por el otro, a la producción de alimentos sanos, sabrosos, cultivados y elaborados con recursos locales.
El bienestar de una comunidad no es un lugar o una meta, sino un constante proceso que requiere de solidaridad, trabajo de grupo y manejo racional de los recursos naturales encaminados a la búsqueda de alimentación, salud, educación y un lugar tranquilo para vivir.
«La pobreza digna es la garantía de tener acceso a las cosas básicas de la vida: propiedad de la tierra, trabajo, remuneración justa para alimentarse y mantener a la familia, tener una casa sólida y disponer de las infreaestructuras mínimas tales como el acceso a la salud y a la educación» (Francisco Van der Hoff Boersma, 2011).
El éxito de este proyecto quedará en manos de la comunidad siempre y cuando los intereses del grupo sean valorados por encima de los individuales.
Agradecimientos
Este proyecto fue realizado con el apoyo económico del Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas, de la oficina del gobernador del Estado de Veracruz y del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL). Agradecemos a la Maestra Xóchitl Molina González, directora de IVAIS, por el apoyo para la realización de este trabajo.
Referencias
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